¡A la m***** todo! Tengo 24 horas al día, estoy solo en casa, sin nada que hacer, o más bien poco... ¿Y no hago nada en todo el día?
El mayor peligro de los sueños y caminos no es no valer para ello, tampoco el tiempo, ni los problemas, ni nada de eso. Sino uno mismo. Véase, yo que no le pongo voluntad a aprovechar el mejor y no hago más que repetirme una y otra vez que mañana lo haré mejor, trabajaré más, bla, bla.
Ains... Dejaré de autocompadecerme y autocriticarme que no lleva a nada. Mañana será otro día, la pregunta: ¿Igual o distinto a hoy? Mañana lo sabremos querido diario y testigo de mi inutilidad.